LAS ALERTAS TEMPRANAS EN LA FUTURA LEY CONCURSAL

La tan esperada “nueva Ley Concursal” pretende ser un avance respecto a la concepción que se ha tenido desde la misma Ley de 26 de julio de 1922 de suspensión de pagos hasta la actualidad. Se pretende ir más allá de lo que mencionada ley y sus posteriores “variantes” en forma de leyes concursales han supuesto para la empresa en las situaciones de crisis e insolvencia en las que se haya podido encontrar.

Uno de los aspectos que se persigue es el establecimiento de medidas que puedan predecir y alertar de los síntomas de deterioro y desequilibrio empresarial. Las llamadas “Alertas Tempranas” bien seguro permitirán anticipar algunos de estos síntomas, pero nunca podrán mejorar a un buen sistema de control y seguimiento desde la dirección de la empresa.

Ahondando un poco en este tema, consideramos interesante recordar los síntomas de desequilibrio que, de forma ya clásica, se vienen produciendo en la empresa y que suelen pasar desapercibidas, o se les da poca importancia, hasta que su resolución se hace imposible y no existe mas escapatoria que acudir al concurso que desgraciadamente termina, en un 99%, en liquidación.

Entre los muchos síntomas a los que prestar atención podemos citar los siguientes:

  1. Reducción en el grado de disponibilidad: la fluidez financiera, tan necesaria para las atenciones de circulante, va disminuyendo de forma sucesiva y constante.
  2. Incremento de los costes para acceder al crédito a corto plazo, bien sea por toma de pasivo en forma de póliza o similar, como por anticipo de créditos comerciales (descuento).
  3. Reducción de la velocidad de rotación del circulante.
  4. Caída en los porcentajes de rentabilidad respecto del capital y de las operaciones efectuadas.
  5. Incrementos en el nivel de stock, no compensadas por aumentos en las operaciones efectuadas (rotación más lenta).
  6. Incremento generalizado de los gastos relativos.
  7. Variación al alza de la exigibilidad respecto de la disponibilidad
  8. Morosidad e insolvencia crecientes
  9. Problemática con los recursos humanos: baja en el rendimiento laboral, incapacidad para retener talento y/o para atraerlo, fuga de ejecutivos clave en la organización …
  10. Ralentización del periodo de maduración de la actividad.
  11. Insuficiencia en los fondos de amortización para mantener niveles de Capex deseados.
  12. Variaciones en la relación existente entre inmovilizado y circulante, así como entre capitales propios y ajenos.
  13. Variaciones en el nivel de apalancamiento que supongan incrementos de costes de los recursos ajenos, no compensados por la rentabilidad obtenida.
  14. Obsolescencia y envilecimiento de los equipos industriales.
  15. Precio de venta no suficientemente remunerador.
  16. Reducción del coeficiente de fidelización de clientes.
  17. Pérdida de confianza del negocio frente a los stakeholders.

Estos podrían ser de los más significativos, no obstante cada empresa debería disponer de su propio sistema de alertas que le permitan anticiparse a las tan cambiantes situaciones.